martes, 24 de mayo de 2011

"La Recortamundos"


         Nada más existía
que la noche morada
y la pequeña maga,
la Recortamundos,
la bailarina de tijeras,
la niña chamana,
la fata blanca,
nada más, sino ella
y su par de tijeras.

         Las tijeras tenían
una pierna de plata
y tenían de oro
la otra pierna.
Estas piernas se amaban
una a otra
y jugaban a abrirse
y a cerrarse.
La niña bailaba sobre un pie,
golpeando y golpeando
su tambor de chamana,
que era sólo la noche,
nada más existía,
la pequeña, la noche,
las tijeras, la danza.

Entonces el sonido y el eco del tambor
tejieron un manto
en la noche morada;
el sonido tejió la urdiembre,
el eco tejió la trama.

         Y así la pequeña recortadeira
la niña chamana,
la fata blanca,
la bailarina de tijeras,
se puso a recortar en la tela,
en la tela recién inventada.

         Lo primero que cortó fueron estrellas,
sol y luna,
galaxias, planetas,
y cometas de cola incendiada.

         Y después fue cortando
el mundo todo,
con sus aves, sus ríos, sus peces,
con sus montes, sus sapos
y sus plantas.

         Nunca descansan sus tijeras,
corta que te corta en la tela de luz,
con su pierna de oro
y su pierna de plata
que se aman una a otra
y juegan a juntarse,
a cerrarse y abrirse en la noche morada.