jueves, 2 de junio de 2011

Aguas del Silencioso


          Después que el primer sueño ha florecido,
por magia del sonido dispensada,
cosa de mucha prosa es trastrocada
en gracia del silencio y del oído.

         Desde el estanque blanco al muro asido,
al toque de una mano, poco y nada,
cinco azumbres de agua en la cascada
se van al sordo cauce sumergido.

         Resuena el nuevo chorro liberado;
traspasa las paredes ensoñadas
un eco ubicuo desatado en vuelo.

          Yo en el estanque de mi cuarto nado
con alas de delfina en marejadas
de salobre rumor, hasta los cielos.

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