viernes, 3 de junio de 2011

DIRÁN QUE ES PONDERACIÓN



         Está creciendo en mi jardín
un zapallo,
un zapallo común,
que de común no tiene nada.
Crece esta planta a toda hora,
cuando despunta el sol ya está creciendo,
sigue creciendo a través de la mañana,
estira sus fuertes garras verdes,
echa hojas de palmas caprichosas,
bajo mis ojos crece y crece.
Se da la vuelta por mis piernas,
alcanza mi cintura al mediodía
y abre sus flores masculinas
de copas amarillas
justo sobre mi sexo.
Sigue creciendo por la tarde
la república del zapallo,
alarga sus zarcillos
y se agarra
firme sobre mis pechos.
Ya lo siento estirarse
encima de mi siesta:
me refresca la boca,
me echa sombra en los ojos.
Junto a mi oreja
fecunda una flor hembra;
oigo el grano de polen   
caer por el pistilo,
oigo el fragor de la pequeña cópula,
rompe  a crecer el vientre de su tálamo,
se hincha suculento
en la oquedad de mi hombro,
nos vamos secreteando
las preñadas,
cabeza con cabeza.
Sigue creciendo la mata auxiliadora,
mi manto ya se arrastra 
en cola prodigiosa,
a las seis de la tarde me teje una diadema
de soberbios capullos ambarinos,
me corona,
se empina sobre mí,
sigue creciendo agarrada del cielo,
y cuando viene el sueño mas dulce de la noche,
veo sus guías enlazar los cuernos
de las blancas novillas
que pastan en la luna,
y destilar sus ubres una miel de zapallo
que chorrea el espacio
con hebras amarillas.


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